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Estamos a pocos días de cerrar 2015 y todo apunta a que la actividad económica tendrá un crecimiento entre el 2.2 y 2.5 % y no a 3%, como estimó la Secretaría de Hacienda a principios del 2015, en sus Criterios Generales de Política Económica. El FMI la semana pasada reestimó a la baja su perspectiva de crecimiento para México, de una tasa 2.3% dejándola en 2.25%.
Este rango de crecimiento en sí mismo no es alarmante para la economía mexicana, para la que estimamos que el crecimiento de su PIB potencial está en torno al 2.4%; no obstante, sí resulta bajo con relación a lo que se espera a partir de las Reformas Estructurales impulsadas por la administración del presidente Peña Nieto y su impacto en diversos sectores de la economía, como el sector energético, que paradójicamente ha sido uno de los sectores con menor crecimiento reciente.
Claramente, 2015 ha sido un año complicado para muchos países. Primero, debido a que el motor económico que representan los países industrializados, no logra arrancar con mayor dinamismo. Estados Unidos, por su parte, a pesar de ser una de las economías industrializadas con mayor crecimiento, aún es fuente generadora de incertidumbre financiera. Finalmente, debido a que los ingresos gubernamentales de muchos países, como es el caso de México o Venezuela, son altamente dependientes de recursos provenientes de la venta de petróleo y sus presupuestos se han visto sumamente afectados por la disminución del precio de este commodity.
De hecho, para 2016, debido al panorama de poco crecimiento del PIB y de los ingresos públicos, el Gobierno, dentro del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2016, propuso un recorte cercano al 1.3% del PIB situado principalmente en el presupuesto para infraestructura carretera, aeroportuaria y de caminos rurales, así como en PEMEX y CFE. Es decir, gran parte del recorte vendría a través de la disminución de gasto de capital, que impacta de manera multiplicadora el crecimiento.
El entorno de volatilidad externa también ha implicado la disminución de reservas internacionales con las que cuenta el Banco de México. Según reportes de este Organismo, al 13 de noviembre éstas se ubicaron en 173 mil 151 millones de dólares, lo que implica una reducción acumulada en el año de 20 mil 088 millones. Las razones de esta disminución son principalmente la continua reducción en los ingresos por la venta de petróleo y la política de subastas diarias de dólares para promover la liquidez en el mercado cambiario.
El caso del movimiento de las reservas internacionales tiene mucho impacto en la percepción de los mercados financieros, como mecanismo de compensación y dotación de liquidez, ya que son vistas como fortaleza (o blindaje) que se tiene ante choques externos.
Los pilares que han sostenido el crecimiento económico de México, hasta el tercer trimestre del 2015, son el consumo privado, con un crecimiento de 3.2% promedio en lo que va del año, el gasto público con 3.9%, y la inversión privada para la que se estima un crecimiento de 4.4 por ciento. Por otro lado, las exportaciones de bienes y servicios muestran una disminución promedio de 3.2% y, por tanto, la actividad industrial se encuentra muy contenida con un crecimiento de sólo 1.2 por ciento.
De cara al cierre del 2015, entre las principales fortalezas con las que cuenta nuestro país, para repuntar el crecimiento en el último trimestre del año, están en los factores que impulsan la demanda interna.
Por un lado, se observa una notable disminución de los niveles inflacionarios, principalmente como consecuencia del abaratamiento de los precios de los combustibles, electricidad, y algunas tarifas del sector de telecomunicaciones, aunado a que no se observa un importante traspaso de la inflación externa, debido a la volatilidad del tipo de cambio. Dada la contención de la inflación, los salarios reales han logrado crecer y se espera que ello sea otro factor que dinamice el consumo interno, junto con el envío de remesas que, en lo que va del año, muestran un crecimiento de 6 por ciento. Por otra parte, el empleo formal ha venido repuntando, logrando hasta ahora un crecimiento de 3.6%, y de mantenerse esta tendencia los ingresos tributarios podrían significar un contrapeso en 2016 a la disminución de los ingresos públicos procedentes del petróleo.
Un tema importante a destacar para el último trimestre del año, es el impulso que se espera tener sobre el consumo en varios frentes. Por un lado, se llevó a cabo por quinto año consecutivo la campaña comercial conocida como el “Buen Fin”, con la expectativa de que los comercios minoristas, a través de sus promociones, logren aumentar significativamente su nivel de ventas; por otro, las dependencias federales que darán celeridad al ejercicio del presupuesto programado, para cumplir en tiempo y forma con el mismo. Con esto en mente, el cuarto trimestre deberá registrar un crecimiento de alrededor del 2.4 % que conduzca a un anualizado de 2.5 % dentro de los rangos de estimación de Consultores Internacionales. S. C. Y, con esta tendencia, el presupuesto aprobado debiera ser factor de impulso fundamental a la economía. ¡Apretemos filas y trabajemos para el 2016!
*Presidente de Consultores Internacionales S.C.