No votaré por José Antonio Meade Kuribreña (JAMK). Nunca he votado por candidato alguno del PRI, y ésta no será la primera vez.
Al igual que JAMK, yo estudié la licenciatura en Economía en el ITAM. De él, de su padre —con quien formamos parte de la LVII Legislatura en la Cámara de Diputados— y de su equipo de trabajo he recibido invariablemente un trato respetuoso e incluso deferente. Pero esto no es nada personal, allí no está el problema.
Tomo prestado el título de este artículo del extraordinario libro ¿Este es el APRA, ¿qué les parece?, de @MoisesKRojas. Con gran oficio académico y avezado olfato, este brillante sociólogo disecciona el poder desde la micropolítica del más antiguo partido político del Perú. Vamos ahora al caso del PRI.
Leo el Código de Ética Partidaria del Partido Revolucionario Institucional. Allí dice que El Partido (así, con P mayúscula) reconoce como principios éticos: legalidad, lealtad, honestidad, responsabilidad, imparcialidad, transparencia, rendición de cuentas, y congruencia (no es broma).
No sé quiénes integran formalmente la Comisión Nacional de Ética Partidaria del PRI, pero en los hechos la representan: Emilio ‘Esa chingadera no pasa en el Senado’ Gamboa Patrón; Carlos ‘PemexGate’ y ‘Ferrari en Miami’ Romero Deschamps, y Javier ‘En Veracruz sólo hay robos de Frutsis y Pingüinos del Oxxo’ Duarte de Ochoa reloaded, verdaderos filántropos con hambre de servicio que son parte esencial del aparato al que JAMK le pide que lo haga suyo.
En mi estado, el @PRI_Tamaulipas ha sido la plataforma de Tomás Yarrington, acusado de confabulación de crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero y fraude; y de Eugenio Hernández, acusado de operaciones de procedencia ilícita y peculado. Los expulsan a toro pasado, pero continúan sus prácticas corruptas y protegen a sus redes de complicidad.
Este es el PRI realmente existente, el PRI de Meade, donde la corrupción es la norma, no la excepción. El que con Carlos Salinas de Gortari se robó la elección presidencial de 1988. Es el PRI de Arturo Montiel impune por ser padrino político de EPN, el PRI que escenificó el 4 de junio de 2016 en el Estado de México el grosero operativo de imposición de @alfredodelmazo, apenas un ensayo de lo que preparan para #Meade2018 .
Es el PRI de la #EstafaMaestra, el PRI de las ‘propinas inapropiadas’ de #Odebrecht ¿a @EPN?, el PRI que sabotea al Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción para impedirle investigar casos de corrupción de este #GobiernoEspía. El que instrumenta políticas de represión salarial y pide lealtad a los trabajadores.
Coincido con @LeonKrauze: ‘México no le debe nada al PRI. Es el PRI el que le debe todo al país que ha saqueado, explotado y lastimado por décadas.’
Interrogado por el diario El País: ‘para que quede claro: ¿usted está dispuesto a investigar casos de corrupción de esta Administración, involucre a quien involucre?’, el candidato priísta replicó: tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida.
Por lo pronto, sus promesas de combatir la corrupción suenan huecas y sin credibilidad, y hacen la pregunta más válida que nunca.
La historia política mexicana registra episodios notables de ruptura; traigo a colación la de Lázaro Cárdenas con Plutarco Elías Calles, y la de Ernesto Zedillo con Carlos Salinas de Gortari.
No creo que Meade gane la elección. El @PRI_Nacional es más un ancla que impide los cambios que una fuente de renovación; es un socavón en el que el candidato priísta quedará inevitablemente atrapado.
¿Qué rupturas está dispuesto a emprender JAMK, a partir de cuándo y a qué costo personal y para su candidatura?
Profesor asociado en el CIDE.
@ Carlos_Tampico