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Hoy somos testigos de tiempos cambiantes, muy complejos y a la vez prometedores. Cambiantes, porque no se había visto un fenómeno social y político como el que se demostró en diciembre pasado. La voz del pueblo ha puesto en jaque al sistema político partidista, el cual, lucha por actualizarse ante el clamor generalizado que exige el final de la corrupción e impunidad.
La figura presidencial hoy cuenta no sólo con la legitimidad de los votantes, también con el apoyo de las mayorías en el Congreso de la Unión y, en menor medida, del poder judicial, el cual fue renuente ante las modificaciones legislativas salariales impuestas.
Complejos, porque el vórtice de corrupción e impunidad no desaparecerá como por arte de magia. El tema del desabasto de gasolina nos ha dejado claro la voracidad de la corrupción en todos los niveles de gobierno, pero también nos habla de poblaciones que hicieron del robo de combustibles su forma sustento, a pesar de los mejores esfuerzos del presidente por desmerecer esta realidad con la oferta de programas asistencialistas.
Prometedor, porque si bien no son populares las ideas con las que se enfrentan algunos de los problemas más profundos que padecemos, tampoco hay soluciones perfectas, sin embargo, no hay lucha más loable, que la que se hace por mejorar la calidad de vida de las personas.
Ahora con la elección del Fiscal General y próximamente Fiscal Anticorrupción, se debe continuar con la política de tolerancia cero a la corrupción. Tomar en cuenta parámetros internacionales y medidas exitosas en otras naciones con padecimientos similares.
Es momento de implementar el uso de tecnologías para eficientar y transparentar el uso de recursos públicos en los diferentes programas del gobierno federal. Ahí está, por ejemplo, el caso de Sierra Leona en la batalla contra el ébola: se implementó un sistema de transferencias seguro, que permitió hacer llegar los recursos en tiempo y forma.
Otro ejemplo es India, donde implementaron tarjetas inteligentes biométricas para recibir subsidios por parte del gobierno, garantizando así el correcto envío de los fondos, lo que derivó en un monto mayor y una ágil recepción.
Que sigan los avances ordenados hacia un gobierno radicalmente transparente, que luche por disminuir la gran desigualdad que vive nuestro país, que la corrupción no sea el obstáculo para un país sin pobreza.
Analista.
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