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No hay plazo que no se cumpla. El próximo sábado, tras una larga y peculiar transición, el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador asumirá la conducción del país.
Ha sido largo el camino recorrido por muchas generaciones de la izquierda y las fuerzas progresistas por alcanzar el gobierno y emprender la transformación democrática del país. Ahora, el nuevo gobierno carga sobre sus hombros el desafío de recuperar el camino de la paz y del bienestar social, encarando el agotamiento de un régimen político que abandonó las aspiraciones sociales, así como la indignación pública contra la violencia, la corrupción y la impunidad, que constituyeron un factor determinante en su triunfo.
La expectativa que ha levantado el arribo de una nueva mayoría identificada con las luchas sociales implica, además, enormes retos en el combate eficaz al crimen y el abatimiento de la desigualdad. El mandato que emana de las urnas exige dar respuesta a los agravios y al dolor infligido a decenas de miles de familias durante décadas, atendiendo la frustración social en el combate a la violencia, la corrupción y la impunidad, respetando los derechos humanos de todas las personas.
Muestra de ello es el reclamo legítimo de los familiares de las víctimas de desapariciones, feminicidios y otras violaciones graves a sus derechos en los foros organizados durante el proceso de transición, que exige respuestas.
Retomo el doloroso testimonio de una madre zacatecana, quien, con profunda entereza y dignidad, narró el vía crucis que sufre, al igual que miles de familias en nuestro país, tras el artero homicidio de su hija:
“Exigimos justicia a un gobierno sordo, ciego, mudo, que no escucha a un pueblo que día con día se desangra con tanta sangre de inocentes derramada, que no escucha el llanto de una madre a la que le arrancaron las ganas de seguir viviendo, que le cortan la esperanza porque no hay justicia para los pobres… que sólo ve para su propio bienestar: ¿Cuántas familias tienen que pasar este calvario en vida?... Los medios de comunicación no mencionaron el nombre de mi hija, pero sí publicaron su foto, y esa imagen fue el inicio de lo que después llegó de manera automática... Se trata de otro problema que cae como una maldición sobre las familias que sufren el asesinato de una hija, de una madre, por feminicidio, Es un mecanismo de defensa instalado en la sociedad, para separar a los que andan mal, de los que andan en buenos pasos, cuando se aplican frases como ‘en algo andaría’, o ‘que se maten entre ellos’… La indiferencia, el miedo y la estigmatización funcionan como muros que impiden la justicia. El silencio institucional fue y sigue siendo vergonzoso. Algo que me ha indignado es la forma en que me entregaron el cuerpo de mi hija, su cuerpo cubierto del pecho a la rodilla, y una bolsa de plástico de mercado cubriendo las heridas provocadas por las balas en su cabeza”.
Construir la paz para alcanzar la reconciliación entre los mexicanos implica asumir como prioridad la dignidad de las personas, poniendo en el centro la atención a las víctimas y su derecho a la verdad y a la justicia. Que no queden impunes los agravios que han sacudido sus vidas y al país, para garantizar que nunca más vuelvan a ocurrir.
La pacificación y la reconciliación deben asumirse como un proceso de construcción social, estableciendo una nueva relación entre el Estado y la sociedad, donde el Estado cumpla con la obligación de garantizar la protección de las personas, y la sociedad haga suyos los asuntos públicos, en un ejercicio corresponsable en la construcción de una cultura de paz y convivencia cívica, que dé fin a la estigmatización, la indiferencia y la discriminación que se han venido incrustando en nuestra sociedad.
El cambio entraña nuevas formas de gobierno y de mediación con la sociedad; que permitan generar confianza en la construcción de un nuevo régimen y de las nuevas instituciones públicas. La legitimidad que otorga el amplio respaldo popular a López Obrador representa el cimiento de la transformación nacional para dar respuesta a la esperanza depositada en el gobierno que inicia. En ello, emprenderé mi mayor esfuerzo.
Integrante del equipo de transición